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Para decir “Ni una menos”

Para decir “Ni una menos” hay que dedicar una tarde de viernes en este otoño fresco para ir a juntarse con un montón de mujeres, hombres, jóvenes, adultos y niños en la Plaza de los Dos Congresos entre las cinco y seis de la tarde, aguantar un rato en la plaza y después empezar a caminar por Avenida de Mayo o por Hipólito Yrigoyen en dirección a la Casa Rosada.

Para decir “Ni una menos” hay que buscar agua para el mate, hacer malabares con el termo y la yerbera, esquivando al vendedor de globos de la Princesa Sofía, y elegir entre pan relleno vegano o choripán. Para decir “Ni una menos” hay que pararse en la vereda y ver pasar las columnas: agrupaciones políticas con banderas rojas, celestes, verdes y violetas, agrupaciones estudiantiles, organizaciones de Derechos Humanos, familiares de víctimas de femicidio y más, porque también vamos marchando muchos sin banderas pero improvisando pancartas o tocando murga y candombe.

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Masiva movilización en la Plaza de los Dos Congresos. (Twitter)

Para decir “Ni una menos” hay que quedarse mirando a los grupos de personas realizando performances que simbolizan las violencias de género cotidianas: alguien que lleva un cadáver en una bolsa de residuo, cuatro chicas golpeadas vestidas de negro con carteles que apuntan estadísticas, muertes cada tantas horas, violaciones, acosos y estereotipos. Para decir “Ni una menos” hay que bancarse al chofer que quiere doblar cuanto antes porque quizás llega tarde a su casa para ver la televisión donde están transmitiendo la marea de gente que le impide avanzar y a la que él le grita: “¡Vayan a laburar, vagos de mierda!”

Para decir “Ni una menos” hay que ser consciente de que un gran sector de la sociedad se esfuerza en mantenerse inconsciente y ajeno al problema, como los señores y señoras paquetes que se agolpan en la puerta del Teatro Avenida a ver la ópera de algún italiano y esquivan aterrorizados a la turba de manifestantes. Para decir “Ni una menos” hay que entender que el reclamo es por la violencia ejercida desde múltiples ámbitos y en diversas modalidades, y eso queda expresado en las paredes de edificios y comercios, mediante pegatinas y grafitis que exigen el aborto legal, que repudian la violencia física y psicológica, que condenan los femicidios y los travesticidios, que se alzan contra la precarización laboral y la todavía persistente desigualdad de oportunidades entre géneros, porque “patriarcado y capital = alianza criminal”.

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La consigna fue clara, basta de femicidios. (Twitter)

Para decir “Ni una menos” hay que recordar que se cumple un año del día en que, sin identidad partidaria, una inmensa muchedumbre se congregó por primera vez para gritar que ya estábamos cansados de escuchar, de ver, de sentir que estaban matando mujeres como se matan hormigas, que se habían cometido ocho femicidios en una semana y eso ya no podía ser considerado normal. Para decir “Ni una menos” hay que pensar que, mientras caminamos por las calles de la gran Ciudad, en el norte de Salta una niña de doce años, discapacitada e integrante de una comunidad wichí, es sometida al aborto de su embarazo producto de una violación grupal luego de seis meses del hecho.

Para decir “Ni una menos” hay que exigir todos los derechos y todas las políticas necesarias para que no quede ni una sola persona que oprima a otra por su condición de género, si realmente creemos en eso que dice una pancarta: “La naturaleza es sabia, el macho no pega”; si es verdad que “vivas nos queremos”. Para decir “Ni una menos” tenemos 365 días al año, hasta que llegue el 3 de junio en que no falte ninguna.


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Casi, casi licenciada en comunicación. Creció en los 90, leyendo mucho, ensayando escribir de todo y consumiendo música en videos por TV, cuando no se sabía lo que era el streaming (sí, existió tal época). Ahora es docente de la escuela secundaria pública (de las que dejan tomar mate en el salón), investiga el fenómeno cultural de los sikuris urbanos y participa en un proyecto de cine comunitario dentro del Ciclo Reencuentros con Pueblos Originarios de la UNGS. Además es mamá, hija, hermana y amiga.