“Siempre traté de proveer igualdad en la sociedad”
Claudia Islas es profesora e intérprete en Lengua de Señas Argentina (LSA) y directora del instituto de LSA Enseñarte, situado en José C. Paz. Se refirió a la LSA, la comunidad sorda y la inclusión, entre otras cosas. Además, sostiene que “a los discapacitados les ponen un sello en la frente y de ahí en adelante es cómo los tratan”.
- ¿Lengua o lenguaje de señas?
- Oficialmente es Lengua de Señas Argentina y está reconocida como un idioma, como la lengua inglesa o la francesa. Si le decimos “lenguaje”, sería una derivación del castellano. Es por eso que la llamamos “lengua”.
- ¿Hay una única lengua de señas en todo el mundo?
- No existe una lengua de señas universal, cada país tiene una diferente. Si bien Argentina tiene la suya, dentro del país existen variaciones regionales.
- ¿Existe una ley de LSA?
- No tenemos una ley que proteja la lengua de señas como patrimonio lingüístico de los sordos argentinos.
- A raíz de esto, ¿cómo lograron organizarse?
- Ante la inexistencia de una ley, el Movimiento Argentino de Sordos (MAS) nucleó a todos los instructores sordos de LSA que había en la zona. Esto hizo que todos los cursos que estuvieran dentro del MAS tuvieran cierta “legalidad”. De esa manera protegíamos la enseñanza de la LSA.
- ¿Qué sucederá cuando salga la ley?
- Una vez que salga la ley, será obligatorio tener un profesor sordo dentro del curso de LSA como titular y encargado de firmar los certificados, acompañado de un intérprete.
Fotografía Sincerely Media
- ¿En qué cree que falla el sistema educativo con las personas sordas?
- En pensar que los sordos tienen algún problema intelectual y que por eso no pueden tener la misma posibilidad educativa que un oyente. Si bien no escuchar es la discapacidad que tienen, es lo mismo que si fueran niños extranjeros, hablan otro idioma, pero intelectualmente tienen la capacidad de aprender y de transitar su educación como cualquier otra persona. Sólo necesitan un intérprete.
- ¿Cómo se le debería enseñar a un niño sordo?
- Los niños sordos preguntan todo cuando son chiquitos, porque ellos necesitan empezar a crear estructuras dentro de su cabecita, para entender que a cierto objeto le corresponde una seña. Nosotros pensamos que lo ideal es que tengan la imagen, la palabra y la seña. De esa manera pueden llegar a hacer una estructura mental para entender y tener comprensión lectora.
- La gente suele confundir a una persona sorda con una hipoacúsica, ¿en qué se diferencian?
- Una persona sorda es aquella que tiene algún grado de baja audición. Una persona sorda profunda no escucha absolutamente nada. Y una persona hipoacúsica tiene algún grado de audición, y con la ayuda de un audífono o un implante puede tener ganancia auditiva. Gracias a esto, puede modular y hablar como cualquier persona.
- ¿La sordera es una enfermedad?
- Si bien la medicina la considera una enfermedad, para los sordos no es una necesidad recuperar la audición. La necesidad de que la sordera se trate la tenemos nosotros los oyentes.
- Entonces, ¿la sordera se cura?
- No te puedo decir que se cura. Una persona puede tener sordera y con alguna ayuda externa puede recuperar esa poca audición que posee, tener más ganancia auditiva y de esa manera poder escuchar un poco más. También hay personas sordas que van perdiendo progresivamente la audición hasta quedar sordas profundas.
- ¿Está bien decir “sordomudo”?
- Esa es una de las palabras que se pide dentro de la ley que se quite, porque ellos no son mudos, algún sonido gutural emiten, entonces está mal decir “sordomudo”. Son sordos.
- ¿Debemos decir “sordo”?
- Nosotros hemos utilizado la palabra “sordo” de manera despectiva, para decirle a una persona que no escucha: “Te hacés el sordo”. Para ellos está bien que les preguntemos si son sordos o no, de hecho, cuando ellos te conocen te preguntan: “¿Sos sordo?”. No les produce rechazo la palabra. Los oyentes utilizamos muchas palabras que tienen que ver con la discapacidad para insultar.
- Entonces, ser sordo no es una desventaja.
- No. “Sordo” es una palabra que es símbolo de orgullo para quien padece sordera, quien no tiene ninguna otra dificultad más que este detalle de no escuchar. No es algo que los marca ni que los hace sentir vergüenza. Los oyentes sentimos más vergüenza, porque tenemos el rollo de verlos como algo que está mal.
Fotografía Muhamad Iqbal Akbar
- ¿En qué momento se ve reflejado ese “símbolo de orgullo”, por ejemplo?
- Cuando una mamá sorda está embarazada, lo que quiere es que su hijo sea sordo. Si nace oyente dice: “Bueno, ¿qué le vamos a hacer?”, como nosotros del otro lado decimos: “Uy, pobrecito, nació sordo”. Para ellos no es pobrecito, es un orgullo tener un hijo sordo.
- ¿De qué manera se puede lograr que este “orgullo” sea compartido o comprendido? ¿Usted cómo enfrenta la situación?
- Lo que siempre traté de proveer en la sociedad es igualdad entre sordos y oyentes, pero no del lado de la lástima porque no escuchen. Ellos, al igual que nosotros, tienen una vida, se desarrollan de la misma manera, tienen familia como todos.
- ¿Cómo se logra esa igualdad social?
-Hay que tratar de que la gente se pueda involucrar. Aprender LSA, o valorar a quien la estudia. Si la sociedad tomara conciencia de lo lindo y lo bueno que es cuando uno le habla en lengua de señas a una persona sorda y ve su reacción. El hecho de que ellos se sientan más incluidos.
- ¿Cómo podrían incluirse en la sociedad?
-Creo que no tenemos que esperar que los sordos se incluyan en la sociedad, sino que nosotros, para ser más grandes y para ser mejores, tendríamos que incluirnos en su mundo y tratar de hacerle más liviano el camino, porque es muy difícil.
- ¿Por qué es tan difícil?
- Es difícil, porque a los discapacitados les ponen un sello en la frente y de ahí en adelante es como los tratan, las oportunidades que les dan. Se descree de ellos, se subestima al otro porque tiene una u otra discapacidad. Pero nunca nos ponemos a pensar, como sociedad, que todos podemos estar en ese lugar alguna vez.
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