“Yo nunca encontré una película porno que le faltara el respeto a la mujer”
Director destacado de la pornografía argentina, Roberto Sena comenzó en el género a fines de los ochenta y asegura haber dirigido más de 250 películas. Conocido artísticamente bajo el nombre Victor Maytland, habla sobre su carrera, la actualidad de la industria pornográfica, las críticas que recibe desde un sector del feminismo y la influencia que tiene el porno en la formación sexual de los adolescentes.
- Cuando desarrollás un proyecto, ¿a qué público tenés en cuenta como espectador?
No hay público específico. O sea, todos los que quieren disfrutar de películas con argumento, con algo de humor, de emoción. Depende de la característica de la película que estoy encarando, pero no deja de ser igual al cine convencional. Trato de llegar a todo el público, no solamente al que le gusta el sexo y nada más, porque la verdad hacer películas de sexo y nada más me aburre. Yo si no le doy una característica de un guión, de algo específico, no trabajo. No es que no he hecho, pero no me gusta.
- ¿Considerás que el argumento es una parte vital dentro de una producción pornográfica?
Para mí es importante. Es muy sencillo lo que digo, ¿por qué razón me hacen notas y se acuerdan de mis películas y no de otras? Te dicen que lo que está de moda es esa mina que muestra el culo o el negro de whatsapp, pero no es la película del negro de whatsapp, es el tipo o la chica como persona que se muestra. En mi época vos decías: "Se estrenó la película de Victor Secuestro eXXXpress o Tortugas pinjas" y era como un acontecimiento dentro del género. Y eso se perdió. Nadie quiere arriesgarse a hacer una película porque tenés que llamar a músicos, actores, vestuarista. Si vos querés hacer una película buena tenés que invertir. No podes hacerla vos, una pareja y tu cámara. Quizás con un logro intelectual muy bueno a través de eso pero son excepciones.
- ¿Cómo es el proceso de casting?¿Qué criterios seguís para la elección de actores y actrices?
En una época era un casting selectivo, cuando había industria grande y había mucho trabajo. A mí me ayudó tener entrevistas de no menos de media hora de hablar y ahondar cada una de las características que tiene un varón o una mujer. Eso de que tiene que tener sexo, es un mito. En general, con una buena charla alcanza. Después de mucho tiempo, uno ya sabe perfectamente cuando hablás con alguien qué características tiene. Te podés equivocar pero en un 90 por ciento acertás con lo que estás buscando. Hoy, digamos, con los que se acercan y los que conozco, no busco nuevos horizontes o nuevas alternativas porque hay poco trabajo. Entonces, es mucho más fácil ahora, pero en su momento se hacía casting de acuerdo a los requerimientos del personaje.
- ¿Cuál es, según tu perspectiva, el objetivo de las películas pornográficas?
Mi objetivo es alcanzar a hacer un producto que le agrade al público. Sea cual sea el objetivo de esa película. Lo menos que esperás es que el público te responda y te diga: “Che, que bueno lo que hiciste”. En realidad, es el objetivo de cualquier arte, no difiere demasiado.
- ¿Pensas al porno como un objeto cultural?
Todo es un objeto cultural, el porno también. Puede ser malo, decadente, extraordinario o bueno. O sea, hay características del porno que se sumaron a la vida cotidiana del mundo. Eso es innegable, hace cuarenta años o más que tenemos industria porno en el mundo. Eso tuvo que ver y es una consecuencia de la cultura. Ahora, si te negas a verlo por pudor o por prejuicio, también forma parte de la cultura, de una que se reprime. Hay gente que considera horroroso lo que hacemos, como Gisela Barreto, que de repente hace una causa universal en contra del sexo anal.
- Muchos jóvenes aún siguen sin acceso a la educación sexual, ¿creés que el porno es una forma de aprendizaje?
Si el director que encara el proyecto tiene nobleza, en sentido de demostrar la situación de una forma conveniente para la salud sexual, está bien. Pero también podés encontrar uno que haga todo lo contrario. Y lamentablemente, no hay ningún tipo de regulación, podés hacer lo que querés. Pero para mí hay cosas que directamente soslayo, como la zoofilia. Ni hablar de la pedofilia, ni nada por el estilo. O lo que está discutido últimamente con respecto a la mujer. Yo nunca en treinta años encontré una película porno que le faltara el respeto a la mujer. Lo he discutido con feministas que me han ido a morder la yugular y jamás hablé indignamente de una mujer. Si a una mujer le gusta estar con ocho, respeto su decisión. No es que la estoy violando con ocho tipos que quieren estar con ella. Estoy respetando su decisión. Muchos lo verán como algo extremo pero bueno, es su decisión.
- Una de las críticas de un sector del feminismo es que la pornografía clásica es otra forma de opresión hacia la mujer, ¿estás de acuerdo?
Es discutible. Yo te puedo asegurar que tanto luchan por la igualdad de oportunidades económicas, que la mujer cobra 10 veces más que el hombre en el mundo de la pornografía. Es tratada como una reina porque de ella depende toda la película. Todo se pacta con ella, está de acuerdo. Y además existe la posibilidad de hacer ficción. Por eso gracias a Dios no estoy en mi mejor época de hacer 15 películas por año, si no sería criticado por cualquier cosa. Se han ido a los extremos, exigir por cualquier cosa.
- Dentro del feminismo surge el posporno, ¿qué opinas al respecto?
No creo en eso, me parece un invento total que no tiene gollete, por eso me detestan. No hay ninguna prueba de que hayan hecho un éxito o de que haya gustado algo del posporno. Hay notas periodísticas y escenas sueltas pero no hay obra. Distintos directores a lo largo de 3 o 4 décadas han mostrado todo lo que el posporno quiere demostrar como nuevo, y no es nuevo. Es un género. Podés aceptar lesbianismo, podés aceptar utilización de aparatos, humillar a un hombre si querés, son géneros que han existido. Y cada vez que discutimos no me saben decir qué es, qué genera. O sea, yo he escuchado decir que el porno tiene que ser con ausencia de pene. ¿Y por qué? Me parece una locura, es lo mismo que yo diga: "El porno debe ser sin vagina". Yo respeto muchísimo a la mujer, tengo pruebas, he respetado a través de 250 películas. Encontrá una película mía donde una mujer sea humillada. Ni una tengo.
- ¿Cuál es tu postura respecto a la obligatoriedad del uso del preservativo en el porno argentino?
Desde hace 30 años he difundido la utilización de preservativos. Y lo uso, no me da vergüenza. Los actores también lo usan, así que estoy libre de ese pecado. Es más, hasta muestro cómo hay que ponerlo. No me parece que se deba correr ese riesgo, bajo ningún punto de vista. Así como hay obreros que trabajan con casco por si alguna vez del quinto piso cae un ladrillo. No es que todo el tiempo caen ladrillos y por eso usan el casco. Es lo mismo con el porno. No hay una multitud de gente contagiada de HIV, pero puede haber alguno, entonces es elemental cuidarse. Además, hay un análisis previo. Se puede truchar, obvio, por eso uso el preservativo por las dudas. Si está totalmente pasado de drogas o algo así es muy riesgoso. Ya no tengo gente así, que esté pasada de droga. No entran, en el casting es lo primero que cuestiono. Porque si le sumamos el uso de drogas y el abandonar el cuerpo, entonces hay un cóctel explosivo.
- ¿Cómo te afectó el acceso masivo de la pornografía a través de internet?
Al nivel de que no hay ganancia alguna. Lo destruyó. Lo que no pudo la iglesia durante 100 años, lo pudo internet. Lo que hay son escenas sueltas de gente que lo hace e intenta ganar algo pero no hay forma de ganar dinero con películas. No tiene la culpa Macri ni Cristina, es en todo el mundo. A partir del 2007 empezó a constituirse internet gratis como posibilidad de ver porno, pasaron 10 años y lo ganó. Al cine no le pasa porque se prepara para las crisis y cambia el formato. Netflix es un ejemplo.
- Es decir que, ¿crees que lo principal que brindó internet fue lo gratuito?
Tal cual. Yo ya probé todo. Nadie quería pagar ni 10 pesos. Porque el hacker que lo saca lo publica gratis. Nadie quiere pagar, es real y me parece bien porque es un derecho que se inculcó y ahora es tarde, no lo podés cambiar. Pero si hubieran puesto un peso por cada película que veían yo seguiría haciendo películas. Y te estoy hablando de un peso, no mucho más que eso. Pero no lo pagan, no por la plata, a veces es por la incomodidad de enviar ese peso.
- Por último, queríamos saber si estás trabajando en alguna película.
No, mirá, mi pasado me ayuda. Me llaman para pagarme escenas, para agregar a alguna tira o algo internacional. Me ha pasado con Polka, me ha pasado con HBO, que necesitan algo de imagen porno y utilizan eso que ya está hecho. O mi colaboración como actor de algunos directores que confían. Y he hecho una o dos películas por año como actor. Como digo siempre, yo ya me di mis gustos de todo. Alcancé la cumbre que puede aspirar todo director porno en el mundo.
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